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  • Foto del escritorTadeo Cadena

Marta, Marta, afanada y turbada

Por Tadeo Cadena


Un día Jesús llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta lo hospedó. Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía.

Marta y María, eran dos hermanas que vivían en la aldea de Betania, un suburbio de Jerusalén.

Al parecer Marta era la hermana mayor, porque recibió a Jesús “en su casa”; por lo que se sintió más inclinada a asumir las responsabilidades de cuidar la casa, atender a los huéspedes, etcétera.

Marta, que estaba atareada con sus muchos quehaceres, por lo que se acercó a Jesús y le dijo:

—Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.


Lucas 10:41-42

41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.

42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.


En nuestras vidas pasa lo mismo, hay momentos que asumimos responsabilidades que consideramos deben ser, pero dejamos de lado escoger la mejor parte.

Marta, Marta afanada y turbada, le dice Jesús.

Me puse a buscar la palabra afán y encontré una lista que dice:

  • anhelo, deseo, aspiración, pretensión, determinación, trabajo, entre otras.


Pero también aparecen palabras relacionadas con esa búsqueda tales como:

  • ansia, ambición, codicia, agonía, desasosiego, preocupación.

Algunas de esas palabras se relacionan directamente con el estrés.

Los síntomas de estrés pueden afectar tu cuerpo, tus pensamientos y sentimientos, y tu comportamiento.

Por ejemplo:


En tu cuerpo:

  • Dolor de cabeza

  • Tensión o dolor muscular

  • Dolor en el pecho

  • Fatiga

  • Cambio en el deseo sexual

  • Malestar estomacal

  • Problemas de sueño

En tu estado de ánimo:

  • Ansiedad

  • Inquietud

  • Falta de motivación o enfoque

  • Sentirse abrumado

  • Irritabilidad o enojo

  • Tristeza o depresión

En tu comportamiento:

  • Consumo de comida en exceso o por debajo de lo normal

  • Arrebatos de ira

  • Drogadicción o alcoholismo

  • Consumo de tabaco

  • Aislamiento social

  • Práctica de ejercicio con menos frecuencia

Tienes estos síntomas y ¿todo por qué?

Por estar afanado en cosas que consideramos que son nuestros deberes, pero que no son tan necesarios.

Te matas por dar todo en un trabajo y todo para qué, para recibir un reconocimiento, o para que de la noche a la mañana te den las gracias y con la mano en la cintura te suplan por alguien menos capacitado, o con menor interés por ponerse la playera de la empresa.

Años y años laborando, claro está que te matas porque según tú esa es tu responsabilidad, y mientras tus hijos creciendo sin ti.

Dejas lo más importante


O todo lo contrario, estás tan atento en ver a tus hijos, que vives a través de tus hijos, que por cierto va a llegar el día que se van, y te das cuenta que no viviste, que en un segundo se te fueron los años y ahora ya estás afuera, no tienes la energía, tus ideas no son, ya hacen cosas y no te toman en cuenta.

En qué momento sucedió


O eres el familiar que carga con las responsabilidades de los demás integrantes de la familia.

No somos responsables de llevar la carga de nuestros padres, ni la de nuestros hermanos.

Ahora, hay quienes creen que lo que les pasa es porque la vida se repite, y que les toca vivir como vivió alguien de sus antepasados, se justifican incluso con versículos bíblicos, diciendo que lo tienen que vivir porque es hasta la tercer o cuarta generación.


Mi pregunta es, y hasta cuando van a romper esa tradición, si n o es una ley.

Desde Deuteronomio 24:16 dice:

16 Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.

Cada quien es responsable de su vida, y de las consecuencias, si bien, las circunstancias son las que no podemos modificar si podemos cambiar el destino de nuestras vidas.


Ahora, estoy hablando de llevar las responsabilidades de nuestros padres o hermanos, no de que no nos hagamos responsables de ellos, hay una gran diferencia.

En 1 Timoteo 5: 8, dice:

8 porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.

Reitero que busco hacer énfasis en que nos apropiamos de responsabilidades que NO NOS CORRESPONDEN, y dejamos pasar lo más importante de la vida.

Quitémonos esa carga que nos provoca ansiedad:

En 1 Pedro 5: 7 dice:

7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.


Mateo 6: 25

25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

En ocasiones debemos de expresarnos como lo hiso el salmista en salmos 38: 9:

Señor, delante de ti están todos mis deseos, Y mi suspiro no te es oculto.


Deja todo en manos de Dios, haz tu parte, pero decide la mejor parte, aquella que te edifica, no la que te destruye, no es fácil, sé que ir en contra de la corriente de éste mundo, es difícil, pero tienes de tu lado a un Dios, que te dice, en Isaías 41: 10

10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.


En los momentos más adversos, de mi vida, he tenido que preguntarme, si mi vista está en los problemas, en las circunstancias o en Dios, y sabes cuando más preocupado estoy es cuando he dejado de ver a Dios, no significa que no sé que existe o que no crea que Él está en control de todo, sino que yo dejo de ver sus milagros.

Entonces recapacito y recuerdo que las victorias de un cristiano no son como las victorias de la gente que no considera a Dios para tomar sus decisiones.


Por ejemplo, cuando nuestro Señor Jesucristo, era crucificado, algunos decían, a toso salvaba y a él mimos no se puede salvar, otros se burlaban, le golpeaban, le escupían.

Pero Jesús no contestaba nada, fue fiel, hasta la muerte, pero al tercer día resucitó, y por ese sacrificio nos dio la victoria más grande.

Primerio venció a la muerte, y dejó abierto el camino, para que tu y yo al aceptar a Cristo como nuestro Salvador, podamos seguirlo e ir al cielo.

Ya no hay necesidad de hacer sacrificios, ya no hay necesidad de llorar, de sufrir, de lamentarnos, por que no hay poder no hay ser que pueda resistirse ante el poder de Dios


Que si tienes una enfermedad, ponla en manos de Dios, Él sana.

  • Tienes hambre, clama a Dios y te dará lo que necesitas.

  • Te sientes sólo, platica con Dios, Él está atento siempre para ti.

  • Tienes enemigos, ora por ellos, porque escrito está, “Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren”.

  • Tienes alguna adversidad, confía que él te ha dado todo poder y autoridad para que la venzas.


Grábate en tu corazón el versículo de Lucas 1:37

37 porque nada hay imposible para Dios.


Los problemas seguirán, las adversidades seguirán, pero elige la mejor parte, elige creer en Dios, en el Dios que todo le es posible, porque no hay nada imposible para Él.




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