Por Tadeo Cadena
En el tiempo en que Herodes era rey del país de los judíos, vivía un sacerdote llamado Zacarías, perteneciente al turno de Abías. Su esposa, llamada Isabel, descendía de Aarón. Los dos eran justos delante de Dios y obedecían los mandatos y leyes del Señor de manera intachable. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; además, los dos eran ya muy ancianos.
Un día en que al grupo sacerdotal de Zacarías le tocó el turno de oficiar delante de Dios, según era costumbre entre los sacerdotes, le tocó en suerte a Zacarías entrar en el santuario del templo del Señor para quemar incienso. Mientras se quemaba el incienso, todo el pueblo estaba orando afuera. En esto se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie al lado derecho del altar del incienso. Al ver al ángel, Zacarías se quedó sorprendido y lleno de miedo. Pero el ángel le dijo:
—Zacarías, no tengas miedo, porque Dios ha oído tu oración, y tu esposa Isabel te va a dar un hijo, al que pondrás por nombre Juan.
En la cultura hebrea no se entendía el matrimonio como lo vemos hoy, el matrimonio era un estado y una relación jurídica que se constituía mediante un proceso dividido por varias etapas.
En primer lugar, venía el compromiso (los esponsales) y tiempo después, un año aproximadamente, la confirmación de la unión marital mediante otro acto ceremonial que incluía la recepción de la esposa en la casa del marido.
Por los antecedentes evangélicos, se sabe que María y José ya habían celebrado esponsales cuando ella recibe el anuncio y acepta la concepción divina de Jesús.
No habían hecho vida en común, en espera de que se celebrara la confirmación matrimonial.
Por eso más adelante José, al darse cuenta de que su prometida estaba embarazada en vez de denunciarla como adúltera, decide repudiarla en secreto.
Pero, al recibir en sueños la revelación de los designios divinos y ante el mandato del ángel de “recibir en su casa” a María, hemos de suponer que han confirmado el matrimonio y se habrán establecido en su propia vivienda, donde José ejercería también su oficio de artesano o carpintero.
Momentos que pasó María:
1.Simeón le profetizó que sufriría mental y emocionalmente.
2.Cuando se le perdió Jesús y la respuesta que Él les dio.
3.Jesús la reprendió en las bodas en Caná
4.Jesús rechazó los esfuerzos de ella y sus hermanos por ayudarle.
5.En una ocasión Jesús niega a María y dice quién es mi madre y quienes mis hermanos, porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.
Qué podemos aprender de María:
1.Permaneció firme junto a él en el camino hacia la cruz.
2.Obedientemente se unió a los otros discípulos de Jesús en espera de la venida del Espíritu Santo.
Aprende a ser más como María y menos religioso.
Cuando inicié este video les platiqué de el sacerdote Zacarías el cual tuvo la misma experiencia que María, a ambos se les apareció un ángel, a ambos se les informó que tendrían un hijo la diferencia es la respuesta:
Lucas 1: 18-20
•18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.
•19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.
•20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. *También quedó sordo.
En cambio con María vemos que aunque no siempre vamos a entender las circunstancias que nos rodean, DEBEMOS ENALTECER A DIOS y someternos a su voluntad:
•Veamos los versículos 29 y 38 de Lucas 1
•29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
•38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
María fue humilde y se sometió a la voluntad de Dios. Ella pudo haberse negado, dudado, o incluso elevado en su posición ante quienes veían a Jesús como lo que era, el Mesías, pero en vez de eso se sometió, dio honra y gloría a Dios.
En estas fiestas decembrinas recordemos que el objetivo es recordar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
No de llenar nuestro espíritu con el consumismo, hipocresías, contiendas, celos, engaños, cosas vanas.
Hebreos 13: 5
5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;
Termino con estos dos versículos:
Juan 14:16
•16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
Sofonías 3:17
•17 Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.
Es un momento de estar con nuestras familias, en oración y agradecimiento sin importar las circunstancias, así como María debemos nosotros de aprender a ser fieles, confiar en las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Así como María es tiempo de decir a Dios hágase en nosotros tu voluntad.